Puerto de Barcelona. Terminal D. 12.30 horas. Un crucero con casi 4.000 viajeros a bordo está a punto de amarrar. Muchos de ellos, expectantes, se van agolpando poco a poco en las cubiertas exteriores del barco. Las nubes amenazan con tonos grises casi negros y empieza a llover. Pero no importa. Hoy toca escala en la Ciudad Condal y disponen de seis horas para descubrir el territorio.
Mientras tanto, en tierra, Sergi Leal, Key Account de Autocares Canals, de 42 años y unos 16 en la empresa, organiza el operativo de los 26 autobuses que recibirán y distribuirán a gran parte de estos visitantes por la ciudad y alrededores. “Aparte de dar un servicio al cliente, se trata de reducir al máximo la posible congestión en diferentes enclaves de Barcelona y de facilitar la movilidad de ciudadanos y viajeros”, asegura con firmeza Leal. Por supuesto, detrás hay un negocio con sus cifras que ha creado empleos: desde el 1 de marzo de 2017 hasta el 28 de febrero de 2018, la compañía ha realizado unos 5.900 ‘tours’ para los visitantes de crucero, actividad que supone, a día de hoy, entre el 25% y el 30% de la facturación de Canals.
Para este operativo en concreto, diez de los 26 autocares son lanzaderas que trasladarán a los cruceristas hasta la explanada del edificio World Trade Center, evitando así saturar el centro de la ciudad, y desde allí, cada viajero proseguirá su propio periplo barcelonés. Los demás autobuses realizarán diversas excursiones temáticas por la Ciudad Condal (‘shopping’ -incluye la Sagrada Familia y el Paseo de Gracia-, ‘easy tours’ –rutas panorámicas-, Camp Nou, y otras con diferentes recorridos basadas en el universo gaudiniano) y al monasterio de Montserrat. La planificación de Autocares Canals –con más de una década dando servicio a cruceros- resulta pasmosamente eficaz, con salidas escalonadas perfectamente sincronizadas en una gran labor que persigue la descentralización turística desde el primer momento.
Al hilo de esto último, dicha distribución se expande incluso más allá del territorio de Barcelona, siempre dependiendo de la gama del crucero y del tiempo de escala, comenta Leal. Así, Canals lleva también a los cruceristas a Calella de Palafrugell a practicar submarinismo, a bodegas y cavas en el Penedès, a Sitges, a la Colonia Güell o de excursión a Figueres para admirar la obra de Dalí con comida en el exclusivo restaurante Mas de Torrent. El esfuerzo de la compañía -y de las consignatarias- en disgregar el turismo que llega por mar a la Ciudad Condal es indiscutible. Pero además de apostar por el turismo cívico, cabe subrayar que Canals ha optado también por el respeto al medio ambiente como elemento fundamental de sus valores empresariales e identidad corporativa acogiéndose a la normativa Euro 6, que supone una reducción drástica de los gases contaminantes en todos sus trayectos.
Quien tiene también mucho que decir sobre el esmero institucional en combatir la concentración turística es Miquel Forns, diputado de Turismo de la Diputació de Barcelona: “Desde la marca ‘Barcelona és molt més’ queremos trabajar de la mano de navieras y consignatarias -y con el Ayuntamiento y Turismo de Barcelona como hemos hecho siempre – para dar a conocer y ofrecer al crucerista nuevas propuestas, competitivas y de calidad, del territorio que envuelve a la Ciudad Condal, haciendo hincapié en la cultura más tradicional: pueblos y ciudades con encanto, cavas y pequeñas bodegas históricas, patrimonio material e inmaterial, la propia naturaleza y los paisajes y las actividades que brinda, la gastronomía popular y los mercados, incluso practicar el golf… ¡Estamos deseosos de presentar nuestras iniciativas!”. Como bien apunta Forns, el objetivo es incorporar una serie de destinos atractivos cercanos a la ciudad, que complementen la oferta turística de ésta y que, a su vez, sean ya y por sí mismos lugares conocidos y reconocidos a nivel internacional.
La labor de las tres instituciones –Diputación, Consistorio y Consorcio– reside en estrechar lazos y aunar voluntades con las demás entidades públicas del entorno de Barcelona y con las empresas con el fin de organizar nuevas actividades originales, interesantes y de valor tanto para el crucerista como para el propio territorio comarcal, optimizando recursos y compartiendo conocimiento, relaciones y actos de promoción, explica Forns. “Asimismo, estamos invitando a los turistas y a los operadores a descentralizar y desestacionalizar las visitas”, puntualiza. Queda mucho trabajo por hacer en ese sentido. Pero la coordinación entre diferentes ámbitos, incluidas por supuesto las navieras, para proponer un turismo responsable y destinado desde el primer momento a integrarse perfectamente en el territorio generando recursos, empleo y provocando las mínimas molestias, es una tarea, desde ya, perseguida por todos.
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