Los cruceristas realizan un gasto diario superior al del turista medio en Cataluña
por Redacción
La consolidación de Barcelona como el puerto base (aquel en que los cruceristas embarcan y desembarcan y, normalmente, pernoctan) por antonomasia en las rutas de crucero por el Mediterráneo ha logrado alcanzar demostrados efectos económicos positivos para el conjunto de la economía catalana. Los cruceristas que pernoctan en la ciudad gastan más que un turista medio, lo que contribuye a impulsar el gasto turístico global en Cataluña, según apuntan los expertos.
Catalunya recibió en 2018 un total de 19,1 millones de visitantes extranjeros, lo que supone un estancamiento respecto al año anterior, según datos de la encuesta de movimientos turísticos en fronteras (Frontur). Sin embargo, estos turistas gastaron un 7,2% más que en 2017, hasta alcanzar la cifra de 20.606 millones de euros. Cataluña sigue siendo la principal receptora de turistas en España, con el 23,1% del total.
Barcelona y en Cataluña tiene una oferta gastronómica, hotelera y de atractivos tan extraordinaria que es lógico que el crucerista llegue con dos días de antelación
Josep-Francesc Valls, catedrático de ESADE
Los cruceristas que utilizan Barcelona como puerto base, que pasaron de 696.165 en 2014 a 961.003 en 2016, realizan un gasto diario ampliamente superior al del turista medio que visita Cataluña. En concreto, 230 euros por persona y día, frente a 185 euros de media del turista vacacional global. Además, su estancia en la ciudad aumentó de 2,6 a 2,8 noches en tan solo dos años.
Más cruceristas en temporada baja
El director general de Turisme de Catalunya, Octavi Bono, recalca a EscalaBCN que “son los cruceristas que pernoctan, sea antes o después de su itinerario, quienes tienen un nivel de gasto mayor de la media, y esto es obviamente positivo para el destino”. Y explica que “últimamente hemos visto como poco a poco también los puertos de Tarragona, Palamós y Roses van creciendo y que Barcelona incrementa su actividad crucerística en los meses en que era tradicionalmente baja.” En concreto, los cruceristas que llegan a Barcelona en temporada baja aumentaron en 2018 un 17% y ya suponen el 44% del total de pasajeros de cruceros que visitan la ciudad (3.014.963 en 2018).
“Barcelona está apostando fuertemente por cruceristas que tienen la ciudad como puerto base y no como sólo puerto de tránsito y éstos, claramente, gastan más en la ciudad que los pasajeros de crucero en escala o que otras tipologías de turistas que eligen este mismo destino”, sostiene Jordi Suriñach, Catedrático de Economía de la Universitat de Barcelona y director del laboratorio AQR-Lab y coautor de un estudio sobre el impacto económico de la actividad cruceristas en el Puerto de Barcelona. El aumento de los días de pernoctación de los cruceristas de puerto base que se ha detectado en los años anteriores y un mayor gasto derivado de la recuperación económica que ha llevado a turistas de todos los sectores a gastar más dinero son otros factores que esgrime el economista para sustentar el mejor rendimiento de la actividad turística en el destino barcelonés.
Por su parte, el catedrático de ESADE Josep-Francesc Valls vaticina a EscalaBCN que en 2019 “el público crucerista seguirá creciendo en su nivel de gasto”. Para Valls, “el pasajero de cruceros que viene sabe que en Barcelona y en Cataluña tiene una oferta gastronómica, hotelera y de atractivos tan extraordinaria que es lógico que llegue con dos días de antelación o decida quedarse dos días después de su crucero porque le tienta la oferta”
Costa Brava y Tarragona
Además de Barcelona, los puertos de la Costa Brava han notado esta mayor presencia de cruceristas. En 2017 ya se registró un aumento del 77% en pasajeros, hasta alcanzar un total de 45.176. En 2018, los 51.000 pasajeros de cruceros en Palamós y Roses han dejado como resultado un impacto de 3,8 millones de euros. Cada pasajero que hace escala en la costa septentrional catalana gasta 62 euros por jornada.
Como colofón, en Tarragona y la Costa Dorada se ha notado la redoblada apuesta de líneas como Costa Cruceros, que en 2018 eligió este puerto como base de buques como el Costa Victoria, lo que ha permitido incrementar hasta en un 79% más la capacidad de llegada de pasajeros. El puerto meridional catalán ya había acogido a 54.000 pasajeros en 2017, tras vivir ese año un boom inesperado del 266% en número de cruceristas.
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