Los ferries y los cruceros son negocios que se suelen confundir. En este artículo os hablamos de sus principales diferencias y nexos de unión
por Gonzalo Pérez
En uno de los últimos comunicados emitidos por la patronal de cruceros CLIA sobre el posible impacto que puede tener su actividad en puertos como, sobre todo, el de Barcelona y Palma de Mallorca se hacía hincapié en una cifra que no pasó desapercibida para muchos: los cruceros representan el 1% del tráfico global marítimo siendo 280 el número total de barcos de cruceros en servicio en todo el planeta. Este número sin embargo contrasta con la percepción que se suele tener sobre todo en puertos como el de Barcelona, Palma, o incluso Valencia donde conviven con otros buques de pasajeros. Es el caso de los ferries; industria ésta clave para la interconexión entre puertos, ya sea a través de rutas cortas (indispensables a la hora de conectar islas, por ejemplo) o de mayor distancia (como el Ferry Barcelona-Sicila), y que ofrecen por ello cada vez más servicios de ocio a un pasaje que, en múltiples ocasiones, ha de pernoctar en ellos posible causa ésta de la confusión entre un tipo de industria y otro.
El ejemplo más cercano lo tenemos en la Ciudad Condal donde las terminales de empresas como Balearia, Transmediterránea o Grimaldi están situadas en el costado más cercano a la ciudad por motivos lógicos: efectúan salidas y entradas de manera continua (con varias rutas diarias por ejemplo hacia las Baleares) y su doble cometido como buque de pasajeros y de carga hace necesario el disponer de parkings temporales para poder embarcar con vehículos particulares o, importante esto último, con camiones de carga que efectuarán una parte o la práctica totalidad de su ruta a través de las que son conocidas como ‘Autopistas marítimas’. No es difícil ver muchos días (ya sea invierno o verano) a estos ferries realizando maniobras de atraque o salida de alguna de estas terminales próximas a la ciudad. Esto provoca que a menudo sean confundidos con barcos de cruceros que, en su caso, tienen su punto de atraque mayoritariamente en el Moll Adossat y que encuentran una salida al mar de un modo más directo.
¿Es ‘ecológico’ el ferry?
Recientemente se daba a conocer la noticia sobre la intención de la operadora de ferries Grimaldi de poner en funcionamiento su nueva generación de barcos híbridos. Hablamos de buques que consumirían combustible convencional en ruta y se alimentarían de energía eléctrica una vez atracados en puerto. Asimismo estarían equipados con la misma tecnología que usan ya más de un 60% de los barcos de cruceros y por la cual, los filtros de partículas (conocidos como ‘scrubbers), eliminan un porcentaje muy elevado de las partículas en suspensión (hasta un 90%) emitidas por el buque. Por parte de Balearia, actualmente cuentan con cuatro barcos propulsados por gas natural y tres fast-ferries ecoeficientes que operan en rutas del mediterráneo y estrecho de Gibraltar. Medidas como éstas, que en lo referente a la propulsión con gas ya hemos visto implantadas en cruceros como el AidaNova o el nuevo Costa Smeralda y en recientes encargos de la naviera MSC, han empezado a ser consideradas como fundamentales también en los ferries. Hemos de recordar que su servicio provoca en el puerto de Barcelona múltiples salidas diarias, siendo en el momento de realizarse éstas en las que se produce el mayor tirón de potencia de arranque, y por tanto de emisiones. Estamos ante la clásica imagen que podemos ver durante el día y al caer la noche desde los miradores de Montjuic en Barcelona.
Las ‘Autopistas del mar’ son un concepto introducido por la Comisión Europea en el 2001 que, a tenor de los datos presentados, ya sean utilizadas por cruceros, ferries o barcos de transporte, conllevan una clara apuesta por la sostenibilidad.
Un ejemplo del tránsito provocado, tomado el dato en el día de la redacción de este artículo, ejemplifica cómo se realizaron 12 salidas de ferries frente a 3 cruceros (situados recordemos éstos, más lejos, en el Moll Adossat del Port de Barcelona). Y ésto, hemos de apuntar ocurre en unas fechas en el que incluso el tránsito de barcos de cruceros es más elevado que lo habitual durante el resto del año pues recordemos que, aunque los cruceros están haciendo por desestacionalizar mucho sus llegadas para no provocar concentraciones en verano, en invierno y principio de otoño su actividad disminuye de una manera drástica con lo cual la diferencia de salidas protagonizada por los ferries es aún mayor.
Autopistas del mar
En un momento en que cobra tal relevancia el debate ecológico, la pregunta que nos podríamos hacer por tanto es en qué medida es también sostenible el ferry como medio de transporte tanto de pasajeros como, en su caso particular, de mercancías. Ésto lo podemos ver muy bien ilustrado en este gráfico elaborado por ‘Shortsea’ y en el cual se compara el impacto en cuanto a emisiones que tendría realizar una ruta Zaragoza – Roma para un camión de mercancías que hipotéticamente hiciese la ruta totalmente por carretera, o bien en la bodega de un ferry. En él se puede apreciar que ese mismo trayecto realizado por carretera, provocaría doblar tanto los costes económicos como las emisiones a la atmósfera frente a la misma ruta realizada casi en su totalidad por mar.
Hablamos aquí entonces de las ‘Autopistas del mar’, concepto introducido por la Comisión Europea en el 2001 y que, a tenor de los datos presentados, ya sean utilizadas por cruceros, ferries o barcos de transporte, conllevan una clara apuesta por la sostenibilidad. Un último ejemplo sobre ésto lo podemos encontrar en la siguiente gráfica elaborada por la ‘International Chamber of Shipping’ en la que se muestra de una manera muy explícita también la diferencia en emisiones de CO2 por tonelada transportada para una tipología de transporte u otra quedando claramente en evidencia tanto el transporte por carretera como el aerotransportado. Esto mismo puede igualmente servir como argumento para los cruceros pues ¿Cuánto contaminaría ese mismo volumen de cruceristas si hiciesen una ruta turística similar cada uno en su coche o en autobuses?
La industria naviera apuesta día tras día por mejorar sus cifras relativas a emisiones con el objeto de lograr trayectos que cada vez tengan menos impacto para el ecosistema. En lo tocante a los cruceros, por ejemplo, la voluntad de este sector de reducir en un 40% sus emisiones para el 2030 es fruto de un deseo de alinearse, desde un primer momento, con los objetivos de descarbonización promovidos por la OMI (Organización Marítima internacional). Por su parte podemos afirmar también que los ferries, indispensables para la interconexión de pasajeros entre puertos y, sobre todo, entre islas (se imaginan las más de 200 islas griegas habitadas conectadas continuamente sólo a través de vuelos?) son un medio de transporte para pasajeros y mercancías que apuesta claramente por esa transición y que considera el mar como un entorno de todos al que cuidar y mantener. La próxima vez que los vean junto al muelle de Drassanes en Barcelona, acuérdense de ello. Los ferries son una industria similar pero a la vez con un cometido muy diferente a la de los cruceros que no deja de representar un servicio de gran utilidad para todos.
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