El santuario de Montserrat, que visitó recientemente Obama, se beneficia de que Barcelona sea puerto base de cruceros
Por Anna Ganzinelli
En su reciente viaje a Barcelona, Barack y Michelle Obama visitaron solo tres lugares: la Sagrada Familia, el MoCo Museum y la Abadía de Montserrat. Apenas estuvieron 48 horas en la ciudad, con motivo del concierto de Bruce Springsteen, pero quisieron dedicar una mañana a descubrir esta icónica montaña. Y no fue flor de un día. Igual que el expresidente de EEUU, muchos viajeros que llegan a Barcelona en crucero eligen hacer la excursión a Montserrat. De hecho, según cuenta a Escala Barcelona Elisabet Simó Jutglar, secretaria de la Asociación Profesional de Guías e Informadores Turísticos de Barcelona (APIT), “la de Montserrat es es la salida más solicitada de las que se ofrecen fuera de la ciudad, por delante de otras opciones como Sitges, Girona o algún viñedo del Penedés”
Este monasterio benedictino, que en el 2025 cumplirá mil años, se encuentra a tan solo una hora de camino del puerto de Barcelona, así que es una salida factible para los pasajeros que hacen parada en la capital catalana. “La visita estándar suele ser de cinco horas. Un autocar recoge a los visitantes temprano, a veces antes de las 8h, en la misma terminal de cruceros y los devuelve para comer de nuevo en el barco“, explica Simó Juglar.
Por nacionalidades, según cuenta Altayó, los que más se interesan por Montserrat son los norteamericanos. “A ellos, un lugar con mil años de historia les parece una locura”, observa.
También es una buena opción para los viajeros que empiezan o acaban el crucero en Barcelona, porque muchos aprovechan para quedarse algunos días por la zona y eso les da más tiempo para salir de la ciudad y pasear sin prisas. Josep Altayó, director de la central de reservas de Montserrat, afirma que para ellos “es una ventaja que Barcelona sea un puerto base”, (origen y final de las travesías por el Mediterráneo). “El visitante de crucero es un buen cliente. Tiene un gasto medio mucho más alto que otros perfiles de turistas. Suele viajar por motivos culturales y también le interesan los productos de recuerdo y la oferta gastronómica”, añade Altayó.
El tour empieza apenas suben al autocar. Durante la hora de trayecto, el guía explica la historia del santuario y las particularidades de esta montaña rocosa. “Los grupos de crucero son bastante heterogéneos, así que tienes que contar un poco de todo”, dice la responsable de APIT. “Las personas que han contratado una excursión a un monasterio suelen esperar que hables un poco de religión. A veces incluso hay algún grupo específico de peregrinos. Pero también hay viajeros a los que les interesa más la parte de montaña, como suele pasar con los suizos”, apunta Simó. En alguna ocasión se han celebrado misas para grupos reducidos, en una pequeña capilla por sacerdotes del santuario.
Los grupos llegan a Montserrat a primera hora y lo primero que hacen es visitar el cambril, donde se encuentra la imagen de la Virgen, conocida popularmente como la Moreneta. Josep Altayó explica que les llama mucho la atención, sobre todo por el color oscuro de la piel. Después tienen un rato libre, que algunos aprovechan para recorrer la basílica, mientras que otros prefieren pasear por alguno de los múltiples caminos que salen del recinto. Hay paseos de menos de media hora y aptos para todo tipo de público, sin necesidad de llevar calzado de montaña, perfectos para una escala en Barcelona.
A la una del mediodía se para el tiempo. En el silencio de la basílica empiezan a sonar las voces de uno de los coros de niños más antiguos de Europa. De lunes a viernes, la nave central se llena para escuchar el Salve Regina y el Virolai, cantados por estas voces blancas de prestigio que gozan de reconocimiento internacional. “La escolanía es una de las cosas que más llaman la atención a los visitantes, aunque solo llegan a verla los que contratan la visita más larga. Los pasajeros que embarcan el mismo día suelen volver al puerto antes de comer“, explica Altayó.
El perfil mayoritario de turista de crucero acostumbra a ser gente mayor, aunque en época de vacaciones escolares aumentan las visitas de familias con niños. Por nacionalidades, según cuenta Altayó, los que más se interesan por Montserrat son los norteamericanos. “A ellos, un lugar con mil años de historia les parece una locura”, observa.
“Es un tour que sale bastante, es muy agradecido”, asegura Simó Jutglar. La guía explica que “los que ya conocen Barcelona y la han visto mil veces, quieren conocer otros lugares. Y fuera de la ciudad, Montserrat es la visita más demandada”, concluye.
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Fotos: Abadía de Montserrat
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