Gestión de ‘aguas negras’ de cruceros por empresas locales: un modelo ejemplar

por Redacción

Empresas barcelonesas como TMA realizan el proceso de gestión de las aguas oleosas de los barcos de cruceros. Su apuesta por la economía circular es una de las señas distintivas en su manera de controlar estos residuos y revalorizarlos.

En artículos anteriores hemos visto cómo tanto los resíduos sólidos producidos a bordo de un barco de cruceros (plásticos, materia orgánica, papel, cristal…) como las aguas consideradas como ‘grises’ procedentes de la actividad cotidiana (inodoros, duchas, piscinas, cocinas…), eran tratadas en plantas dedicadas a este cometido en el propio buque. En este artículo y vídeo queremos además explicar el tratamiento de las aguas conocidas como ‘negras’, que son las procedentes del funcionamiento de las maquinarias y que, fruto de la condensación, generan unos resíduos líquidos que lógicamente se han de vigilar exhaustivamente. Como consecuencia de la política de no vertido al mar por parte de las navieras de ningún tipo de contaminante, nos encontramos aquí con un aspecto de suma importancia pues estas aguas (también llamadas oleosas) requieren de unos procesos específicos ya en tierra que, por su complicación, han de ser llevados a cabo por empresas con las que, afortunadamente, el Puerto de Barcelona puede contar dentro de sus propias instalaciones, como es el caso de TMA.

… la actividad de empresas locales altamente especializadas en el tratamiento de residuos tiene un valor incalculable sobre todo de cara a una industria que busca los máximos estándares en materia de gestión medioambiental.

Volviendo a estas aguas, conocidas también en el lenguaje de la industria como ‘aguas de sentinas’, no hay proceso a bordo que se pueda llevar a cabo salvo el almacenamiento íntegro de las mismas en depósitos en las bodegas. La pregunta obvia es, ¿qué ocurre con ellas? El acuerdo internacional MARPOL (acrónimo de ‘Maritim Pollution’) es claro al respecto. En él se catalogan del 1 al 6 los diferentes contaminantes a ser tratados o almacenados durante una travesía impidiendo en todo momento el vertido de cualquier sustancia o resíduo altamente contaminante. El epígrafe MARPOL I trata en concreto de los hidrocarburos por ser estos los que potencialmente podrían llegar a ser más dañinos para el medioambiente. En este caso dicho epígrafe obligaría a depositarlas en puerto en condiciones de máxima salubridad. Aquí es cuando la actividad de empresas locales altamente especializadas en el tratamiento de residuos tiene un valor incalculable sobre todo de cara a una industria que busca los máximos estándares en materia de gestión medioambiental y no quiere quedarse sólo ahí sino que quiere que estos resíduos se reintroduzcan en la cadena de valor.

La descarga de aguas se puede realizar por cisterna o gabarra (foto principal artículo)

Con sede en Cataluña y con más de 42 empleados en la planta del Puerto de Barcelona, TMA ofrece un servicio  integral de gestión y reciclaje de desechos generados a bordo de un barco. En el caso de los cruceros pueden gestionar y ‘trazar’ cualquier tipo de residuo y reintroducirlo de nuevo en la cadena de valor. Esto último, de suma importancia, significa por ejemplo realizar un seguimiento íntegro desde el momento en que una lata de Coca Cola es consumida en el bar de la piscina de un crucero, su recogida posterior en puerto, y su catalogado y preparación en planta para ser vendida como aluminio en el mercado.

Hablamos entonces de la filosofía ‘Zero Waste’, la cual implica una apuesta firme por la economía circular por la cual todos (navieras, ciudadanos y empresas locales) nos vemos beneficiados. Por un lado generándose valor en empresas locales del puerto. Por otro, no hablaríamos, de una simple gestión de tratamiento de resíduos, sino de conseguir la máxima eficiencia en la gestión de éstos como os contamos en el video al final del artículo.

En dicho vídeo, podemos ver cómo las aguas oleosas producidas en el crucero Mein Schiff V son descargadas del barco (pueden ser incluso directamente descargadas a un barco auxiliar), tratadas en planta y, finalmente, el fuel extraído de las mismas es reintroducido en el mercado para poder ser usado de nuevo. La apuesta medioambiental de las empresas de cruceros llega por tanto al extremo de no sólo aplicar los criterios la máxima exigencia en materia de reciclaje y ahorro energético a bordo, sino de gestionar sus propios resíduos de la manera más exigente que puede existir superando así el sector las exigencias de la Organización Marítima Internacional.  

 

TMA gestiona todo el ciclo desde la descarga de aguas hasta su tratamiento posterior


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