‘El crucerista ha demostrado siempre un alto nivel de gasto’. Entrevista a Juan Madrid (I Parte)

por Gonzalo Pérez

La trayectoria de Juan Madrid (Primera parte de la Videoentrevista al final de este artículo) está tan íntimamente ligada al Port de Barcelona que, en muchos casos, es difícilmente entendible la historia reciente de éste último sin conocer el recorrido del que ha sido uno de sus directivos más relevantes. Hablamos de alguien que comienza a trabajar en el puerto con 16 años incorporándose como ‘amanuense’ (lo que vendría hoy a entenderse como un becario dedicado a tareas administrativas básicas que eran asignadas por el hecho de saber escribir) y que años después acaba ejerciendo, hasta su jubilación en el 2015, como Director Comercial tras haber pasado por todo tipo de posiciones como la de operador de maquinarias o, incluso, estibador. Con Juan Madrid muy probablemente estamos ante una de las personas que más han trabajado por la promoción del puerto de Barcelona. Y para entender su labor debemos ponernos en antecedentes.

Para ello es imprescindible entender la evolución que han tenido los puertos de ciudades como Barcelona a partir de la segunda mitad del sXX. Durante mucho tiempo, estos habían sido considerados meramente como lugares de descarga de pasajeros y mercancías sin más cometido que el de representar espacio (de amarre y de almacenamiento) y mano de obra principalmente destinada a la carga. El escenario posterior a la Segunda Guerra Mundial que vivieron estos puertos (sobre todo occidentales) sólo podría ser calificado en algunos casos como post-bélico. Los puertos de nuestras ciudades daban totalmente la espalda a sus ciudadanos, sus condiciones de trabajo dejaban mucho que desear, sus instalaciones y maquinarias se encontraban en muchos casos en un estado de abandono notable y sus zonas colindantes padecían colateralmente ese abandono dando lugar a barrios (como en nuestro caso Can Tunis, Raval) donde la deficiente habitabilidad y la pobreza estructural dieron paso rápidamente a la inseguridad.

Los puertos por tanto acabaron convirtiéndose en lugares que, si bien había sido ejes principales del crecimiento económico y demográfico de la ciudad (y posiblemente razón primera de su existencia como tal), pasaron a ser anexos ‘ignorados’ a la misma. Casi hablamos aquí de ‘ciudades paralelas’ de las que un ciudadano que no estuviese directamente vinculado (familiar o profesionalmente) podría perfectamente desconocer totalmente su actividad y casi considerarse completamente al margen de su existencia. Es constatable por ejemplo como el pasado ‘fabril’ barcelonés ha dejado probablemente más huella en el imaginario colectivo del ciudadadano que su pasado ‘portuario’, al cual se ha despojado en muchos casos de la épica que sí que se le ha concedido al primero.

Eran los años ochenta: la industria hotelera, gracias a las escalas de varios días para realizar el embarque y desembarque fue la primera en hacer notar la ventaja de atraer este tipo de turismo y visitantes por su alto nivel de gasto

Esto último es también relativamente extrapolable a la actitud de los propios estados, los cuales no empezaron a ver el potencial que tenían los puertos hasta que precisamente profesionales como Juan Madrid, profundos conocedores del funcionamiento de estas áreas trabajaron, con pocos medios y mucha imaginación al principio, en la atracción de nuevos modelos de promoción y negocio. Es aquí donde toman protagonismo los cruceros en un momento (años 70) en que los puertos norteamericanos habían sabido entender que no sólo podían ser considerados como áreas logísticas y puntos de embarque para pasaje, sino entender además que los trayectos entre dichos puertos podían ser además de placenteros, ejes de promoción turística y económica de las ciudades. A partir de entonces las ciudades que adoptasen el modelo crucerista pasarían encontrarían en éste una nueva palanca promocional de muy alto valor añadido: los cruceristas atraídos, visitantes éstos de alto nivel adquisitivo, alimentaban la oferta hotelera, gastronómica y de ocio de estas ciudades. Además, lo hacían fuera de temporada.

Terminal de viajeros en el lugar que hoy ocupa el edificio del World Trade Center (Años 70) – Archivo Autoridad Portuaria de Barcelona

De ésto nos habla específicamente Juan Madrid, y de cómo el Port de Barcelona (ver vídeo) llegó ya a un punto ya en los años noventa en que se convirtió en el puerto de referencia del Mediterráneo sin que su equipo se diese cuenta de ello hasta que ocurrieron anécdotas como la siguiente: el día de los atentados de Nueva York del 2001, todas las navieras norteamericanas optaron por Barcelona como puerto refugio y como ciudad para repatriar a sus viajeros. 

A día de hoy, en Barcelona, estamos frente a un escenario en que la llegada de los barcos más modernos (y por tanto ecológicos) lo hacen a un lugar que se ha convertido por pleno derecho en el Home Port preferido por las mejores navieras. En EscalaBcn tenemos el privilegio de que nos lo cuente alguien que un día supo imaginarse y dar pie a todo ésto…

La entrevista a Juan Madrid se publicará en la web y canal de Youtube y Facebook de EscalaBcn en dos partes. (II parte 30 de Septiembre de 2019)

 

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