Barcelona ha llegado a una nueva edición del Salón Náutico con las miras puestas en la Copa América de Vela y la transformación de uno de los ejes de Economía Azul de la ciudad.
por Gonzalo Pérez
Pocas veces se usa el argumento de que el turismo podría ser considerado como una industria que ‘exporta’. En este caso, dándole una vuelta de tuerca al concepto de exportación hablaríamos exactamente de exportar experiencias que son adquiridas en otros países y se disfrutan aquí. Debemos considerar además que la imagen de una ciudad, gran parte de los cobros y las sub-marcas que la dan vida, se exportan también. Si hablamos de la economía azul, la cual tiene uno de sus pilares en torno a la actividad turística, nos encontramos con un sector que, al igual que otras industrias que benefician a regiones como la catalana, y por supuesto a Barcelona, nadie debería dudar de su capacidad de generar valor. No por nada nuestra ciudad ha encontrado desde sus inicios su razón de ser por la relación social, cultural y económica con el mar.
La aportación del sector náutico se llegó a cuantificar en su día por parte de la Cambra de Comerç Catalana en más de 800 millones anuales en lo referente a su aportación directa de capital, a la ciudad de Barcelona. Pero es más, insistimos, exportamos. Exportamos marca. Compran más la imagen de Barcelona porque aquí existe un hecho diferencial respecto a otras regiones: hay mar, y trabajamos sus posibilidades y por tanto nos llegan a puerto diferentes modalidades de barcos que ‘generan economía’. En definitiva, todo esto ocurre porque cuidamos de esta industria; la ligada al medio marítimo.
Un paseo por la última edición del Salón náutico deja claro por qué ésto es así y sus claras consecuencias. En él este año se han dado cita empresas dedicadas en cuerpo y alma no sólo a sacar al mercado nuevos modelos de embarcación, sino a proponer innovaciones entre las que destacamos el que muchas de ellas ya son eléctricas o de propulsión híbrida a vela y eléctrica. Citamos aquí a empresas barcelonesas como Magonis Yachts, Rebot (desarrollado conjuntamente con la factoría Seat y asociándolo al popular llaüt menorquí) o regionales como MedVolt Marine o Nauta Systems dedicados al ‘Retrofit’, es decir a convertir barcos de propulsión diesel en eléctricos. Pero también hablamos de economía generada gracias a la presencia de las cinco marinas con que cuenta nuestra ciudad y que ofrecen desde servicios de mantenimiento, formación, gastronomía, a incluso actividades más ‘laterales’, algunas con historias apasionantes como las que citamos aparte.
Moda. Start-ups, formación contínua… y también joyas
Ejemplos de cómo el sector náutico capilariza su actividad es el de DMar clothing. Esta nueva marca valenciana surge de la iniciativa de la joven emprendedora Eme Gálvez con un objetivo claro: trabajar con materiales sostenibles; el algodón usado es orgánico y la línea técnica está llamada a ser desarrollada con material Seaqual, una iniciativa española que crea textiles a través de plásticos recogidos del mediterraneo. Pero también hay una intención de base que es la de ser creativos, proponer ropa bien diseñada, ser en definitiva una línea de moda que se debe al mar. Una situación similar es la de la diseñadora de joyas Gemma López desde cuyo taller situado en el barcelonés Portal del Ángel propone joyas siempre inspiradas en el mar mediterráneo. En palabras de Joan López, su responsable de comunicación, “El hecho de que Barcelona sea una ciudad náutica nos beneficia en alto grado debido a la influencia que ejerce nuestro mar en todos los que vivimos aquí ya que, como comentábamos, en la mayoría de creaciones de Gemma utilizamos aguamarinas en bruto, lapsilazulis en bruto, tanzanitas, ópalos boulder australianos de tonos azulados ópalo azul peruano y es, precisamente la tonalidad azul la que la gente relaciona y asocia con el mar y la náutica”. Como apunte, Gemma lleva más de 25 años diseñando y creando joyas. En 2014 la Generalitat de Catalunya le otorgo la distinción de Maestra Artesana de Joyeria, en aquel entonces era la Maestra Artesana más joven catalana.
Si hablamos por último de apoyo a la emprendeduría y start-ups, ha sido ésta la edición del salón con no sólo un área dedicada a la innovación sino también al lanzamiento y apoyo de nuevas iniciativas empresariales. Un ejemplo de ello son las 15 startups que este año han presentado proyectos que van como los destinados a reducir el consumo de energía del barco reduciendo su resistencia al avance (Foilchemy), nuevos sistemas de propulsión eléctrica, o la barcelonesa Underwater Gardens International cuya plataforma combina ciencia, tecnología, deporte, educación y arte con el objetivo de restaurar ecosistemas marinos, concienciar sobre la salud del océano y promover destinos turísticos con actividades regeneradoras.
Economía azul. Foco de creación de valor y transformación
Según datos de la Comisión Europea (CE), en su último informe (2018) señala que la economía azul facturó en la Unión Europa unos 750.000 millones de euros, y generó unos 5,4 millones de puestos de trabajo. En España, da empleo a 945.000 personas y aporta un valor agregado bruto de 32.700 millones de euros anuales. ¿Qué implica por tanto que una ciudad se perciba como amiga de la náutica? Dejando de lado el hecho probado del impacto directo e indirecto de la industria en la ciudad, 60 ediciones de un salón con cada vez más presencia internacional no se hacen solas. La razón de ello es el valor de marca de la ciudad pero también su irrevocable vocación de ser marítima. Ser percibidos como una de las capitales mundiales de la economía azul es algo que nos va a rentar mucho a la larga y algunos ejemplos claros son que dicha economía se está transformando en sostenible a un ritmo acelerado, que está ayudando a cambiar el perfil de las ciudades de manera constante e, importante, está atrayendo a visitantes de mayor capacidad de gasto y conciencia de impacto en el destino.
No todo es pago de tasas… También hay mucha formación
Tomando como ejemplo la industria de cruceros, se abona una cifra nada desdeñable al puerto de Barcelona cada vez que uno de sus barcos atraca en la ciudad. Pero es más, la atracción de visitantes ya sea a la náutica o los cruceros en particular, ya sea gracias a nuestras marinas (con la oferta comercial, de ocio y gastronomía asociadas), o sea finalmente por la formación en academias náuticas, ha supuesto que muy pocos pongan en duda que Barcelona merezca ser capital de la Copa América en el 2024. Tener mar, tener puertos acondicionados para las diferentes modalidades de viajeros amantes del mar, hace que nuestra ciudad no sólo quiera ser más visitada, sino que el perfil del visitante atraído gracias a ésto, tenga un ratio de gasto que puede llegar en el caso de los cruceros a duplicar la media del visitante habitual. Por otro lado, no queriendo dejar de lado la formación, en Barcelona contamos con un ecosistema de escuelas cuyo alumnado encuentra trabajo y medios para desarrollarse gracias al tirón azul de la ciudad. En palabras del Director de Escola Port Barcelona, con tres sedes repartidas entre el barrio de la Vila Olímpica y el Port Fórum, “Desde el año 2017 se han ido incrementando el número de alumnos/as año hasta llegar a cerca de los 6000 en 2021. Además, la escuela cuenta con un proyecto ‘Escola Port / Formación Profesional del Mar’ que ha realizado estos últimos años diferentes acciones para atraer a mujeres al sector con le campaña ‘Mujeres al timón’ en la que se regalan cada año cursos de iniciación a la náutica.
Como conclusión, durante los cinco días que ha durado la 60 Edición del Salón Náutico hemos tenido ocasión de percibir algo no siempre habitual hoy: entusiasmo por proyectos nuevos, por un nuevo modelo de ciudad, por eventos que llegan e hitos que como la actual transformación del área del Port Olímpic, la próxima Copa América o, también para el 2024, la construcción de terminales que como la nueva a cargo de MSC a cargo del estudio Bofill, las cuales seguirán situando a la ciudad de Barcelona en la delantera de la economía náutica mediterránea. Debemos por tanto estar muy orgullosos de todas las personas que lo están ya haciendo posible. Al cierre de esta edición, un satisfecho Luis Conde, presidente del Salón Náutico, señalaba con acierto que “en esta edición tan especial, volvemos a demostrar que el salón es el evento de referencia para los profesionales y todos los amantes del mar, ocupando por primera vez en su historia tres muelles del Port Vell de Barcelona y desvelando las últimas innovaciones en la digitalización, electrificación y cuidado del entorno marino del sector”