Entrevista de Escala Barcelona con el presidente del Consejo de la Organización Marítima Internacional, Víctor Jiménez.
por EscalaBcn
La Organización Marítima Internacional (OMI) ha aprobado la declaración del mar Mediterráneo como Zona de Control de Emisiones (ECA). Esta designación, que ha sido aplaudida por la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA por sus siglas en inglés), supone un hito en el camino hacia conseguir un transporte marítimo más sostenible. El compromiso medioambiental de la flota de cruceros, que supone menos del 1% de la flota mundial de buques, es alabado por la institución internacional.
Escala Barcelona entrevista a uno de los grandes responsables de la aprobación de la citada declaración, Víctor Jiménez, que desde hace un año es el primer español que preside el Consejo de la OMI, el órgano ejecutivo de este organismo de la ONU encargado de la regulación del transporte por mar.
La normativa ECA, que entrará en vigor en 2024, supone que los buques tendrán que cumplir unas limitaciones más estrictas en términos de emisiones de óxidos de azufre (SOx): el límite del contenido de azufre del combustible utilizado a bordo de los buques será del 0,10% masa por masa (m/m), frente al tope de 0,50% m/m fuera de las zonas ECA. De forma más comprensible: supone una reducción del 79% de las emisiones de óxidos de azufre actuales. En opinión de Jiménez, ello significa que “gozaremos de un aire más limpio, en especial en las zonas costeras con gran densidad de tráfico marítimo, lo que aportará importantes beneficios en la salud de las personas respecto a la reducción de enfermedades cardiovasculares, pulmonares y respiratorias”.
Otro efecto importante es que “los buques utilizarán un combustible de mayor calidad y bajo contenido de azufre”, señala el presidente del Consejo de la OMI. Se trata de una medida más que avanza hacia el cuidado del medioambiente, porque “al reducir los óxidos de azufre, también se reduce la materia particulada, que son pequeñas partículas nocivas que se forman cuando se quema el combustible”.
El pasado mes de noviembre entraron en vigor una serie de medidas destinadas a reducir la intensidad de carbono de todos los buques (no solo los de nueva construcción), en al menos un 40% para 2030.
El Mediterráneo se convertirá así en la quinta zona designada como ECA, junto al mar Báltico, el mar del Norte, la zona del norte de América y el mar Caribe de los Estados Unidos. “Es un avance que debemos celebrar porque, en una zona con muy diversas sensibilidades, todos los países ribereños del Mediterráneo, sin excepción, hemos promovido de manera conjunta esta medida en la OMI”, recalca.
En palabras de Jiménez, “a pesar del reto que supone la implementación de una medida como esta en el sector de los cruceros, el apoyo que CLIA ha brindado a esta iniciativa ha sido claro, lo que demuestra su compromiso por mejorar el comportamiento ambiental de la flota de cruceros, en beneficio del medio ambiente y de la salud de las personas”.
Los cruceros, clave para un futuro más sostenible
Pero no es ésta la única medida que la industria de los cruceros ha apoyado en beneficio de la salud del planeta y de las personas. También se ha involucrado con los objetivos del Pacto Verde de la Unión Europea, para las cero emisiones en puerto, la promoción de las energías renovables y la implantación de los principios de la economía circular, entre otros asuntos.
La flota de cruceros representa menos del 1% de la flota mundial de buques. En
términos de emisiones de CO2, su impacto también es reducido: el 4% del total mundial de toneladas de dióxido de carbono que genera el sector del transporte marítimo.
Víctor Jiménez reconoce estos esfuerzos: “Las compañías de cruceros son clave para garantizar un futuro del sector marítimo más sostenible, a través de la inversión en tecnologías innovadoras a bordo de la flota mundial de cruceros, así como en la reducción de la huella de carbono de los buques mientras están atracados o navegando”.
La flota de cruceros representa menos del 1% de la flota mundial de buques. En términos de emisiones de CO2, su impacto también es reducido: el 4% del total mundial de toneladas de dióxido de carbono que genera el sector del transporte marítimo.
Según el último estudio de la OMI sobre gases de efecto invernadero, se estima que el transporte marítimo en total emitió 1.056 millones de toneladas de CO2 en 2018, lo que representa alrededor del 2,9% del total de las emisiones producidas por la actividad del ser humano de ese año. En este contexto, “el Comité de protección del medio marino de la OMI ha reiterado su compromiso de revisar y reforzar la estrategia inicial de la OMI sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los buques, con miras a adoptar una estrategia revisada a mediados de 2023 para lograr una transición energética del transporte marítimo que proporcione a la flota mundial el incentivo necesario y que contribuya y garantice al mismo tiempo la igualdad de condiciones y una transición justa y equitativa”.
Estas iniciativas llegan cuando ha transcurrido más de una década desde que la OMI adoptase el primer conjunto de medidas internacionales obligatorias para mejorar la eficiencia energética de los buques como parte de MARPOL, el convenio internacional de prevención de la contaminación de los buques. Y es que “responder al cambio climático es un principio estratégico de la Organización Marítima Internacional”, destaca.
También lo es el fomentar un transporte marítimo seguro. Aquí ya se empieza a hablar de los buques autónomos (MASS en sus siglas en inglés), aquellos que pueden navegar gracias a programas de inteligencia artificial y sin necesidad de interferencia humana: “Por el momento la OMI trabaja en el desarrollo de un instrumento que regule el funcionamiento de los MASS, para que entre en vigor con carácter obligatorio en 2028, pero todavía es pronto”.
“Nuevas tecnologías para un transporte marítimo más ecológico” fue el lema elegido por la OMI para conmemorar su día marítimo mundial de este año. Porque, en palabras de Víctor Jiménez, “el sector está atravesando un momento de grandes cambios que van a provocar una profunda transformación durante la próxima década”. A través del liderazgo de CLIA, la industria de los cruceros asumirá, sin lugar a dudas, un papel destacado en esta metamorfosis.