¿Por qué el Passeig de Gràcia seduce a los viajeros de los cruceros?

Su arquitectura modernista y sus tiendas de alta gama son las principales bazas que hacen de este bulevar de poco más de un kilómetro de longitud el más cotizado de la ciudad 

 

Por Mar Claramonte

Por su riqueza arquitectónica, la exclusividad de sus comercios y la altísima calidad de su oferta gastronómica y hotelera, el Passeig de Gràcia de Barcelona deslumbra a todo tipo de visitantes. Y los que llegan a la ciudad para disfrutar de un crucero no son la excepción: ellos también sucumben al influjo de las tiendas, las visitas culturales y los restaurantes de la calle más majestuosa de la ciudad. Este atractivo eje comercial tiene alrededor de 160 establecimientos (de los que el 65% es de propiedad española y el resto pertenecen a grupos internacionales).

Luis Sans, presidente de la Associació del Passeig de Gràcia y propietario de la emblemática boutique de moda Santa Eulàlia – explica que “los que nos visitan principalmente son los que empiezan o acaban un crucero en Barcelona, que por suerte son la mayoría”. “Llegan a nuestro aeropuerto y se quedan al menos dos o tres días, por lo que se alojan en hoteles y disponen de tiempo libre para ir a tiendas y restaurantes. Son los que hacen girar toda la economía, añade. 

Según Sans, son sobre todo estadounidenses y, en menor medida canadienses, con un poder adquisitivo medio-alto. Valoran mucho la oferta cultural, la gastronomía local y conocer tiendas singulares, donde compran sobre todo moda, complementos, joyería y relojería”.

Precios elevados, pero menos que en otros países

Si bien se trata de artículos de alta gama y, por tanto, no resultan precisamente económicos, la diferencia de precio respecto a sus países de origen suele ser una motivación añadida para que los cruceristas realicen sus compras aquí. “Y aún más con la fortaleza del dólar con respecto al euro desde hace unos meses”, apostilla Sans. 

Luis Sans, Presidente de la Associació del Passeig de Gràcia (Foto: Santa Eulalia)

Corrobora esta percepción Global Blue, la compañía que monitoriza las devoluciones del IVA en las compras que turistas no residentes en la Unión Europea realizan en los comercios de Barcelona. Sus estadísticas indican que en 2022 el número de norteamericanos que compró algún artículo en Passeig de Gràcia pidiendo tax free se incrementó en un 17,5% respecto a 2019.

Y otro dato sorprendente que denota la potencia comercial de este bulevar barcelonés: una de cada cuatro compras que se llevan a cabo en España por parte de turistas extracomunitarios tiene lugar en Passeig de Gràcia.

El presidente de la Associació del Passeig de Gràcia sostiene que la diferencia en los precios respecto a otros puertos del Mediterráneo “no es sustancial”, pero “Barcelona gana la partida porque no todas son origen y final de los cruceros ni tienen un eje gastronómico de tanto nivel. Los cruceristas quedan contentos porque damos un buen servicio como ciudad y se sienten cómodos”.

Las piezas de joyería y decoración artesanas, muy valoradas

Los responsables de algunos de los establecimientos con mayor arraigo en esta elegante vía tienen bien identificados a los clientes procedentes de cruceros, ya que, aunque no representan un porcentaje muy alto entre su clientela, sí realizan compras importantes.Iván Barroeta, vendedor de la histórica joyería Bagués-Masriera – explica que no tenemos cada día este tipo de clientes, pero cuando nos visitan, más de la mitad compran y algunos se llevan piezas importantes, de entre 6.000 y 8.000 euros. Especifica que “la mayoría son americanos, de más de 50 años, con ganas de conversar y explicarnos anécdotas de su viaje. A menudo, llegan atraídos por el modernismo, nuestras vitrinas y la elaboración artesanal que ofrecemos. Por eso, suelen decantarse por piezas de la colección Masriera, de estilo art noveau, aunque también les gustan las más contemporáneas, de la gama Bagués”.

Un detalle del interior de la tienda Lladró (Foto: Lladró)

Según Barroeta, estos clientes valoran mucho la privilegiada ubicación y la estética modernista del establecimiento. “Se nota que no solo quieren comprar, sino que les encanta la experiencia cultural completa que implica visitar la tienda, con algunas piezas de mobiliario original. Realmente, quedan impresionados. Adquieren una buena joya como souvenir, como un detalle o regalo para sus familiares, y qué mejor que esta represente la esencia de la ciudad de Barcelona, explica el vendedor.

En el caso de Lladró, la archiconocida firma de figuras artesanales de porcelana, Rosa Mª Vega, directora de la boutique que esta empresa tiene en el número 101 del Passeig de Gràcia, apunta que los cruceristas que les visitan “en su mayoría son norteamericanos y ya conocen nuestra marca, pero en nuestra tienda encuentran piezas exclusivas para España, que solo se fabrican aquí por artistas locales, algo que valoran muchísimo. Por eso, muchos vienen directamente en taxi, aunque otros nos descubren mientras están haciendo un recorrido turístico”. En cuanto a sus preferencias, según Vega, “el estilo clásico es el que más les gusta; lo contemporáneo no les atrae tanto”.

La responsable de la tienda Lladró relata que “antes de la pandemia estábamos ubicados en el número 11 de Passeig de Gràcia y allí, al estar más abajo, recibíamos a muchos grupos procedentes de cruceros. Aunque en 2022 detectamos que volvían, son menos. Esperamos que 2023 sea una muy buena temporada de cruceristas, porque nos interesan mucho. De hecho, intentamos incentivarles con descuentos o detalles”. 

De cara a 2023 las previsiones son optimistas, con un buen ritmo de reservas. Un optimismo que comparte Luis Sans. La percepción que tenemos es que la próxima temporada de cruceros irá muy bien, y eso repercutirá positivamente en el Passeig de Gràcia y en toda la ciudad”, concluye.

Perfumes de autor

En la emblemática perfumería Regia, los artículos más codiciados por los turistas que la visitan -entre ellos, los que realizan un crucero que empieza o acaba en Barcelona- son los perfumes de autor. “Se trata de aquellos que han nacido como marca de perfume y cuyo creador sigue siendo su propietario y nariz. Son marcas muy poco distribuidas que no dependen del marketing y en las que nos hemos especializado, gracias a las cuales nos diferenciamos y seguimos existiendo. Muchas son italianas, inglesas, suecas… pero también tenemos algunas made in Barcelona que están teniendo mucho éxito y que se venden en sitios muy exclusivos de todo el mundo, como los creados por Ramon Monegal, nieto del fundador de Myrurgia, o por Rosendo Mateo, que después de trabajar 30 años en Puig fundó su propia empresa”, señala Gloria Álvarez Giralt, responsable de pedidos y stocks -y durante muchos años responsable de tienda- de este establecimiento situado en el número 39 del Passeig de Gràcia.

La casa Batlló, uno de los puntos de atracción clave para visitantes de Barcelona (Foto: Casa Batlló)

Esta experta en perfumería detalla que “dependiendo de los ingredientes y el tamaño del frasco, los precios de un perfume de autor oscilan entre los 90 y los 300 euros” y pone como ejemplo de una experiencia destacable la que vivieron el pasado verano con una crucerista americana. Era una señora muy simpática, de unos cincuenta años. Estaba encantada de encontrar todas las marcas de perfumes exclusivos que estaba buscando y nos comentó que eran más económicas aquí que en su país. Compró cuatro distintos y se gastó unos 800 euros”. 

La perfumería Regia, además, alberga un espacio que hace las delicias de sus visitantes: el Museo del Perfume, fundado en 1963, y que cuenta con una impresionante colección de frascos desde la antigua civilización egipcia hasta la actualidad.

Más allá de las compras

A diferencia de los cruceristas motivados por el shopping, que suelen ir por libre, en los edificios modernistas del Passeig de Gràcia visitables -como la Pedrera, la Casa Lleó-Morera y la Casa Batlló- sí reciben a menudo grupos de turistas procedentes de cruceros que realizan rutas o excursiones de un día. 

Como explica Anahy Gutiérrez, account manager de touroperación de Casa Batlló, “históricamente nos visitan bastantes cruceristas y nos gestiona las reservas un operador en tierra”.  Según Gutiérrez, “se trata de personas que tienen cierto interés en la cultura y los perfiles son variopintos: familias, parejas, grupos de amigos…”

En 2019 la Casa Batlló registró la visita de 10.500 personas procedentes de cruceros, y si bien en 2022 observaron una cierta reactivación, lo cierto es que las cifras quedaron muy por debajo de la prepandemia. De cara a 2023 las previsiones son optimistas, con un buen ritmo de reservas. Un optimismo que comparte Luis Sans. La percepción que tenemos es que la próxima temporada de cruceros irá muy bien, y eso repercutirá positivamente en el Passeig de Gràcia y en toda la ciudad”, concluye.

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