por Javier Ortega Figueiral
Los pasajeros de crucero encuentran en el comercio de Barcelona pequeños tesoros que recordarán para siempre. Y esto pasa, especialmente, con los viajeros con olfato y el paladar más exquisito: en su agenda tienen anotado y subrayado aprovechar un paseo por la zona del Born para acercarse al número siete de la calle Agullers y encontrar así un vino único o dejarse recomendar por los profesionales de Vila Viniteca, una tienda premium que actúa como imán para el turismo de calidad. La mayoría, se llevan a bordo y, posteriormente a casa, una selección de botellas de vino local como un magnífico souvenir de nuestra ciudad.
“Tenemos calculado que quien nos visita en esta tienda es en un 60% internacional, muchos de ellos pasajeros de crucero. Son personas amantes del vino, que nos conocen”, nos comenta Jordi Arnal Porres, director de Retail de Vila Viniteca. “Tienen referencias sobre nosotros desde hace años y saben que en esta casa van a encontrar cosas especiales, singulares, que les gustan. Se van a llevar un buen recuerdo de Barcelona en forma de vino”, añade.
“Nuestros clientes, especialmente los pasajeros de los cruceros, llegan a la tienda con grandes expectativas: buscan la excelencia, quieren vinos icónicos… y luego descubren cosas que no tenían en su guion y también se las llevan”
“Notamos muchas veces quién es el cliente que está realizando una escala en la ciudad. Entra ilusionado y suele tener a la guía Parker como referencia. Dialoga y pregunta. Sabe que en nuestra casa podrá comprar productos interesantes: mucho cava, prioratos… luego también vinos del Bierzo o incluso de Madrid”, recalca Jordi Arnal.
Los visitantes de los cruceros que llegan a la tienda proceden, principalmente, de Estados Unidos e incluso de Brasil. A través de Turisme de Barcelona y su programa Barcelona Premium la tienda de vinos y licores figura en numerosas publicaciones que llegan a los paladares más selectos. “Hay ciertos países que tienen unos aranceles altísimos sobre estos productos y eso hace que para muchos comprar una selección de buenos vinos en Barcelona y regresar con ellos sea doblemente atractivo: tenemos el mejor de los productos y, además a precios muy, muy competitivos para la calidad que tienen”, aclara un orgulloso Arnal.
En este sentido – el director de Retail explica – estos viajeros “son buenos clientes y no dudan en gastar hasta 250 euros en una botella de un caldo de prestigio”. El récord, recuerda, está en “60.000 euros por una caja de 12 botellas, eso sí perfectamente embalada para que llegue en las mejores condiciones a su destino”.
De la creación a la venta
Jordi Arnal dirige una parte de una estructura que se hace cada vez más grande y de la que la venta al detalle es ‘sólo’ una división. La razón: esta empresa, no solo vende vinos, sino que distribuye, representa bodegas, tiene grandes clientes en forma de restaurantes y hoteles.
Además, la pasión del fundador por este mundo hace que Vila Viniteca también esté detrás de la creación de vinos. Y este es un camino que se empieza a recorrer cuando se conocen bien los gustos del cliente. Algunos ejemplos, conocidos por muchos, son El Perro Verde, producido en Rueda, El Hombre Bala, de Gredos, o el Paisajes, en La Rioja.
Un edificio con historia marinera
Vila Viniteca está situado en un edificio con historia marinera. A lo largo de su fachada se reparten, en piedra, varias cabezas de grandes navegantes de la historia. Sin embargo, muchos detalles de dicha fachada, no solo esas cabezas, recuerdan que inicialmente fue sede de una naviera, la Trasmediterránea, nacida en Barcelona en 1917 por la fusión de varias compañías de navegación. El interior, bien conservado, tiene una estética que evoca a los grandes transatlánticos.
Hay que doblar la esquina de Laietana para entrar en Agullers, donde 11 años después del aterrizaje de Trasmediterránea en el barrio, los abuelos de Quim Vila, el fundador y propietario de Vila Viniteca, abrieron un pequeño colmado. Aquella tienda en la que desde 1932 se vendía casi de todo, la mantuvo la siguiente generación y ya con la tercera, convertida en La Teca, pasó a ser un complemento perfecto para una tienda de vinos abierta hace tres décadas en el edificio contiguo al antiguo colmado.
Vila Viniteca se ha convertido en una marca referente en Europa para la venta de vinos interesantes, vinos de moda, vinos muy buscados y también licores de altísima calidad. Los últimos ocupan parte de un espacio donde reinan blancos, tintos, algunos rosados, cavas y champagnes. Todo lo que hay a la vista son botellas perfectamente ordenadas. Este lugar es una tentación para el amante del mundo de la enología, un lugar donde arrancan muchas pasiones por este sector y un sitio donde el que sabe lo que quiere, lo va a encontrar. Sin duda.
Hacer barrio
Aun teniendo un negocio de alcance muy amplio, vendiendo por todas partes, importando, teniendo una clientela internacional de peso, incluida la de los cruceristas, una de las características de esta casa es no olvidar sus orígenes, llevar a gala que el apellido está ligado a la calle Agullers desde hace 90 años y que “hacer barrio” va en el día a día de la casa, no tan solo organizando eventos, catas o participando en las muestras comerciales de distrito. “Estamos integrados en el día a día del Born. Tenemos clientes fijos que nos visitan. Algunos vienen casi cada día. Eso da autenticidad a nuestra casa y ese rasgo que aprecia mucho que un visitante que hace escala en Barcelona y nos visita”, recalca Arnal.
“Nuestros clientes, especialmente los pasajeros de cruceros, llegan a la tienda con grandes expectativas: buscan la excelencia, quieren vinos icónicos… y luego descubren cosas que no tenían en su guion y también se las llevan”, sonríe. “Es muy importante hacer que la gente sea feliz, como lo es también ser un referente para gente que viene de todo el mundo a conocernos a esta pequeña calle junto al puerto”, concluye el director de Retail de Vila Viniteca.