Por Patricia Castán
La flota mundial de cruceros de todos los estilos y tamaños ofrece un mundo de oportunidades laborales que abarca a muy diversos perfiles, edades y formación. Pero, aunque algunos países están habituados a suministrar profesionales a las grandes navieras, con agencias de captación de talentos y de recursos humanos, en España todavía existe un largo camino que recorrer.
Un buen ejemplo de todo lo que puede ofrecer la industria de los cruceros en el plano profesional lo protagonizan dos barceloneses enamorados de la aventura y de la atención al cliente hasta en el más mínimo detalle. Ambos trabajan en la prestigiosa naviera de ultralujo Silversea, especializada en cruceros de expedición y con itinerarios de ensueño. Se trata de Felipe Micheelsen y de Mireia Escudé. El primero forma parte del equipo de expedición en rutas singulares y de aventura, mientras que ella es directora de hotel en buques de la marca.
Aventura en su ADN
Felipe Micheelsen se mueve con soltura en algunos de los territorios de exploración que surcan los barcos especializados de la naviera. Tenía gran rodaje previo como guía de montaña, y su experiencia y formación en entornos polares le llevaron a hacer contactos que le condujeron a la industria de los cruceros, donde suma 10 años.
Atesora cursos complementarios de primeros auxilios, seguridad marítima, conducción de neumáticas y hasta licencia de fusil, para poder trabajar en el Ártico con osos polares. Forma parte de la Asociación de Guías de Turismo Polar (PTGA), que certifica su preparación. Y, cómo no, puede presumir de buen nivel de inglés para “trabajar y compartir conocimientos con los pasajeros”, en sus propias palabras.
Micheelsen detalla que en estos pequeños buques “la tripulación se divide en el equipo de expedición, que proporciona actividades fuera del barco, y el equipo dentro del barco, que integra hotel, restaurantes, entretenimiento y otros”. Sobre las condiciones laborales, enfatiza que lo que más valora es “mantener un buen ambiente de trabajo y una buena calidad de vida a bordo”. Lo facilita contar con gimnasio, sala de ocio, bar y actividades propias para los tripulantes. A bordo, los horarios del equipo de expedición se concentran normalmente en excursiones por las mañanas o bien tras la comida, siempre dependiendo de las condiciones meteorológicas.
Aunque parezca mentira, este aventurero de Barcelona ha tenido que sobrellevar su tendencia a marearse con facilidad cuando el mar está movido. Cuenta que con los años se ha ido acostumbrando porque le apasiona viajar por el mundo, descubrir lugares, “compartirlo con personas de distintas culturas y estar permanentemente en contacto con la naturaleza” en las actividades al aire libre.
¿Un reto diario? “Estar en el mar es una aventura, supone tratar con un elemento que cambia constantemente y hay que adaptarse muy rápido. Pero el aspecto más sorprendente es estar inmerso en el maravilloso mundo de la fauna, los mamíferos marinos o los pájaros. Poder ver la abundancia de especies que viven en los océanos es increíble”, resume con pasión.
En su caso, es admirador habitual de los pingüinos y de los osos polares. Porque su cuaderno de viaje abarca la Antártida, Georgia del Sur, las islas Malvinas, Ushuaia, el cabo de Hornos y los fiordos chilenos, así como Noruega, Groenlandia, el norte de Canadá, Alaska, Islandia e Inglaterra. También muchos lugares de América central, desde las costas de California hasta México, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Colombia y Ecuador.
Aunque la vida a bordo implica alejarse de casa, de la familia y los amigos, Micheelsen destaca el peso de los beneficios: “Viajar y experimentar, tener tiempo libre entre contratos, salarios para vivir cómodamente, aprender de diferentes culturas, desarrollar las habilidades sociales y hacer buenos amigos”.
Con experiencia previa
A principios de su carrera, Mireia Escudé ya había estado ligada a la industria crucerística. No dudó en iniciar su etapa embarcada en un barco de Silversea. “No se puede comparar la vida a bordo con la vida en tierra, ni tampoco en las relaciones laborales”, enfatiza. Sin dudar, recomienda a los interesados “descubrir esta gran oportunidad y estar preparados para salir de sus zonas de confort, abrazando aventuras y retos”. Abriéndose a “lecciones de vida y crecimiento personal”.
Como no es habitual tener contactos con profesionales del sector, aconseja enviar currículos a través de agencias de reclutamiento y webs de cruceros. Para su puesto se precisaba una directora de hotel con experiencia en el lujo internacional, conexión con la industria e idiomas. Pero agrega que también son importantes las aptitudes emocionales en el trato con los pasajeros, ser un buen comunicador, trabajar en equipo y tener una “mente fuerte” para llegar al final de un contrato, en tanto que se pasa un periodo fuera de casa. “Es una muy buena oportunidad para los graduados de Turismo o Dirección Hotelera o Restauración, es una experiencia que se disfruta y de la que se aprende mucho”.
Relata que en cada departamento los turnos de trabajo se organizan de manera diferente, dependiendo de los horarios y características de cada ámbito, de la conserjería y el casino al spa. También varía en función de las actividades principales de esa jornada, si es un día de travesía o de escala y de la duración de esta, pero “existe una limitación de las horas que la tripulación puede trabajar por día y por semana y esto se respeta estrictamente”. Destaca que “el área de tripulación cuenta con todas las necesidades y servicios que se pueden necesitar”, y también se asegura el bienestar de la tripulación con actividades propias.
Tan satisfecha está con su puesto de trabajo en uno de los barcos de la flota de lujo, que solo aprecia aspectos positivos. Por el aprendizaje y el reto de “siempre hacer feliz al huésped trabajando en equipo”, porque “es una muy buena manera de explorar y conocer otras culturas”. Incluso pone en valor los aspectos menos visibles, como la formación continua en seguridad, prevención y emergencias, o el conocimiento de la normativa de los distintos países visitados.
“Nunca hay un día igual. Suceden cosas inesperadas y hay que estar listo para ellas. Es definitivamente una aventura”, destaca.
Fotos: Silversea, Felipe Micheelsen y Mireia Escudé