Maletas que vienen y van, arrastradas por extranjeros en traje recorriendo las calles, que nada tienen que ver con el típico turista vacacional. La Ciudad Condal es uno de los destinos preferidos para aquellos que viajan por motivos de negocios. Así lo ha anunciado un informe presentado durante la Feria Internacional IBTM World – la más importante del sector – donde Barcelona encabeza la lista como primer destino español y segundo europeo más demandado para la organización de viajes de congresos, convenciones, eventos e incentivos en 2018.
El hecho de que la ciudad sea lugar de encuentro para estos profesionales, atrayendo una modalidad de viajero muy disputada por cualquier ciudad pues no sólo aporta gran valor añadido (vienen a compartir ideas, a hacer negocios de alto interés) y riqueza al territorio, consolida además el turismo más allá de los meses de temporada alta consolidando la tan deseada desestacionalización que, además en estos casos, protagonizan viajeros de alto nivel adquisitivo. Nuestra ciudad atrae miles de empresarios y profesionales cada año para reconocidos congresos (desde médicos a tecnológicos) y, como dato añadido hemos de reseñar que en el 2016 Barcelona fue la tercera ciudad europea con más encuentros de negocios según el informe de IBTM World. Esta tendencia en auge ha llevado a los especialistas del sector a mostrarse positivos al pensar que este año la capital catalana podría ser el segundo destino de Europa más visitado para este fin.
Pero uno de los motivos recientes que están ayudando claramente a que la capital catalana haya sido reconocida como uno de los destinos preferidos para realizar un viaje de negocios es, sin duda alguna, el del viaje que tiene a un crucero como escenario y que zarpa o tiene como destino de escala final a nuestra ciudad. Podemos afirmar que la gran demanda que han tenido los cruceros de reuniones, convenciones, eventos e incentivos, en los últimos años surge de la combinación de virtudes en materia de ocio, emprendeduría, dinamismo económico y cultura que ofrece Barcelona. En lo tocante a esto último, los viajes de negocios en crucero suelen ser muy comunes en las grandes empresas norteamericanas, nacionalidad que representó un 18% del total de los cruceristas llegados a la Ciudad Condal durante el 2016. De hecho, para el turismo MICE (siglas de Meetings, Incentives, Conventions and Exhibitions), más comúnmente conocido por turismo de negocios, el turista procedente de USA es el más destacado a día de hoy. Así nos lo explica Elisabeth Martínez, Directora Comercial de la División de Reuniones e Incentivos de Iberoservice, agencia que actualmente forma parte de Thomas Cook Group, especializada desde hace más de 25 años en dar servicio a las navieras que llegan a Barcelona para diseñar excursiones, experiencias personalizadas y eventos, hacerse cargo de la logística de los servicios contratados así como de cualquier tipo de necesidad o eventualidad en la escala, que afirma que “la gran mayoría de empresas que contratan cruceros para eventos corporativos (MICE) son norteamericanas”. Recordamos que el reciente estudio realizado por la Universidad de Barcelona con la colaboración de CLIA, “Impacto Económico de la Actividad Crucerista en Barcelona 2016”, pone de manifiesto que el turista norteamericano es el que más gasto realiza de entre las principales nacionalidades que visitan la ciudad. Exactamente unos 187 € por día y por persona, respecto a unos 138€ de media que se calcula que desembolsan otras nacionalidades.
Analizando esta tendencia, globalmente, las empresas tienden a contratar cada día más cruceros como premio de incentivo anual ya que es algo que muchas veces sirve mucho mejor como factor de retención de talento en empresas que el consabido aumento de cifras en la nómina de trabajadores de alto nivel. Estos incentivos, por tanto, consisten en una gratificación con el objetivo de motivar y obsequiar a los trabajadores de una compañía o a sus clientes, algo que aunque no es muy común en España actualmente, si lo es en las grandes multinacionales, procedentes de Norteamérica, Canadá, Australia, o de otros lugares de Europa. Un claro ejemplo es la Banque Nationale de París, que alquiló un barco en exclusiva para premiar a sus proveedores y clientes que hizo escala en Barcelona para visitar la ciudad y disfrutar de una experiencia de primer nivel, ya que alquiló la Casa Llotja de Mar (donde actualmente se aloja la Cámara de Comercio de Barcelona) para disfrutar de una velada de ópera en directo.
Valoremos por tanto la calidad del viajero que visita nuestra ciudad por este medio y que, por otro lado, muy probablemente acabe repitiendo (los cruceristas ya sabemos que suelen pertenecer a una tipología de visitante que repite a menudo sus escalas de viaje o las replica a posteriori en viajes más largos) y siempre lo hará provocando un alto nivel de rendimiento económico en su visita. Os contamos más sobre esto…
El crucerista de negocios busca experiencias genuinas de alta gama
Según el informe presentado en la anteriormente citada feria IBTM World, las compañías que contratan cruceros para sus empleados cada vez valoran más los destinos con sello propio y que ofrecen experiencias únicas de alta calidad. Lugares como Barcelona, que no sólo ofrece grandes oportunidades de negocio, sino también una fuerte dosis de cultura y tradición, una gastronomía fantástica y múltiples opciones de ocio. La empresa Iberoservice es especialista en ofrecer este tipo de experiencias y en la organización de eventos para cruceros de negocios, además de los vacacionales. Viajes que cada vez se combinan más con momentos de esparcimiento. Esta tendencia mundial es conocida por el término “bleisure”, proveniente del inglés “business with leisure”; viajes que se inician por un motivo profesional y se prolongan por razones de placer. Elisabeth Martínez, Directora Comercial de la División de Reuniones e Incentivos de Iberoservice, nos pone como ejemplo el de que una de las partes importantes de los viajes para incentivar, es la contratación de algún edificio emblemático de la ciudad – la Casa Llotja de Mar, el Museu Picasso, el Palau de la Música, la Casa de la Seda, entre otros – con el fin de organizar fiestas de empresa, donde la alta gastronomía local y la cultura tienen un papel destacado.
Sabemos también que los servicios demandados por este tipo de turismo benefician a muchos sectores con la creación y el mantenimiento de muchos puestos de trabajo: comercios locales, transportes, logística, hostelería, restauración, incluso la industria. Elisabeth Martínez nos pone también como ejemplo un crucero de incentivo que planificaron para 380 pasajeros empleados de una conocida empresa americana de jabones. Sólo para la estancia de estos cruceristas en la ciudad fueron necesarios “minivans” ejecutivos para trasladar a la cúpula directiva, autocares para trasladar a los clientes del aeropuerto al hotel, guías oficiales a bordo para cada uno de ellos, camiones para el traslado de maletas y material, agentes de aduanas para tramitar envíos de USA a Barcelona, azafatas, fotógrafos, guitarristas locales, un grupo de rumba catalana para despedir al grupo en el Puerto de Barcelona, noches de hotel, incluso la compra de impresoras, fotocopiadoras y pantallas de televisión para el barco”.
Pero no sólo Barcelona es beneficiada por este tipo de viajes; las excursiones fuera de la ciudad, como por ejemplo catas privadas en bodegas y cavas tuteladas por un sommelier, son otro elemento diferenciador para incentivar a empleados y clientes. Y no sólo estamos hablando de excursiones, “el crucerista de negocios es un turista de alta calidad que también busca los comercios auténticos y tradicionales de la ciudad, como lo son El Colmado Casa Gispert, los puestos de comida del Mercado de Santa Caterina, la Chocolatería de Oriol Balaguer, el Herbolario del Rey, o las tiendas de Torrons Vicens”, y además es un turista muy informado que viene ya de antemano demandando esas visitas, según nos cuenta Elisabeth Martínez. Hay un sector de pasajero norteamericano gran amante del arte catalán” y es conocedor de galerías de Barcelona como la Sala Parés, la más antigua de la ciudad; o la Galería Joan Prats, pionera en arte contemporáneo. Además, el acceso a internet hace, como hemos dicho antes, que cada vez esté más informado y que la mayoría de las veces haya planificado previamente su ruta, exigiendo ser llevado a determinados sitios y huyendo de lo más tópico.
En el año 2016 Barcelona recibió unos 590.773 turistas de negocios procedentes de distintos países del mundo. De estos, 253.702 visitaron la ciudad con motivo de un viaje de incentivo, así lo da a conocer el Consorci de Turisme de Barcelona en su web. Si la tendencia sigue en alza, tal y como lleva pasando desde el año 2010, la retroalimentación entre turismo de crucero y de negocios, podría ser un factor y aliado muy importante para el mantenimiento de la economía de Barcelona, ya que se trata de un turista de alta calidad,y que además, en la mayoría de los casos es reincidente y vuelve de nuevo buscando ampliar experiencias con su familia en nuestra tierra.